08 febrero, 2010

Capítulo VII - De la segunda salida de tono del que humildemente escribe.


Es curiosa la trampa en la que nos enredamos las personas que no atendemos a la sumisión, a la ineptitud, a la deshonestidad.

Puedes explicar las tropelías de tus superiores a tus compañeros y pensarán que les tienes envidia. Lo puedes contar a los superiores de tus superiores y pensarán que puenteas a los inmediatos y que si es así, ¿que no harás en un futuro con ellos si te atienden y te ascienden?, si es que no aprovechan para jugar a lo de “poli” bueno y “poli” malo, creo que algo así podría haberme sucedido con Ramón y Giulio. Lo puedes contar a tu círculo de amigos y familiares y pensarán que estás loco, que exageras, que esas cosas no pasan.

Ahora si hablas con algún compañero, alguno te pregunta si lo que diga va a salir en el libro, sin entender quienes son los que se lo merecen y quienes no, otros te escriben desde un ordenador personal, no en el sentido de desde un “pc”, sino de desde casa o a lo mejor desde un “ciber”, vete tú a saber, porque saben que los de arriba controlan las comunicaciones. Y las controlan hasta tal punto que tú no eres quién eres, para los del más allá, tú eres otro distinto. Ese otro distinto a quién no merece la pena ni dar audiencia. Si queréis saber quienes son los de arriba os recomiendo la película El único testigo (sobre todo para las mujeres) y si queréis saber porqué somos otros distintos, os recomiendo La Red (sobre todo para los hombres, aunque no es para tanto).

3 comentarios:

Academia dijo...

Antes de nada, felicidades por el blog, realmente bien estructurado y mejor escrito, los aspectos que recoges da gusto leerlos y releerlos. También quería pedirte perdón, llego tarde a esta cita pues he tenido algunos problemillas externos que me han tenido mucho tiempo demasiado liado.

Dicho esto, te comento, me identifico al 100 % con el capítulo VII, cuando lo hablas con los amigos o se ríen ó no te creen. Siempre quedará el comentario que dice "No te preocupes, todos los sitios son iguales", a lo que miro a la persona en cuestión y examino si realmente esa persona ha estado en "todos los sitios". Quizá sea verdad, quizá lo que pasa aquí es común, lo cierto es que realmente da pena...

Anónimo dijo...

Manolo,

son las doce de la noche, escribo desde el ordenador personal de la empresa, no desde la empresa, lo hago desde casa. Seguramente habrá maneras de localizar quien soy, no me importa, aunque que lo tendría más difícil que tú el buscarme la vida si así fuera y tomaran las represalias que contigo y el resto de compañeros han tomado y puede que me tuviera que arrepentir el resto de mi vida de haberlo hecho.
Llevaba varias días queriendo entrar a leer tu blog, pero no tenía el momento, te felicito. Espero tus siguiente capítulos, no sé si decir con devoción, pero me parece leer tantas verdades e injusticias que así es. Ante todo, espero que tanto tú como el resto de compañeros tengáis una rápida y feliz salida de la situación que ahora os encontráis.

Os deseo lo mejor.

Un abrazo de un compañero

MANUEL dijo...

Gracias anónimo. A tú comentario sólo se me ocurre un "con dos cojones u ovarios".

Sin saber quién eres, te puedo decir, que todo esto tiene que mejorar en todos los aspectos y que allí se podrá trabajar, se podrá realizar uno como persona y estar a gusto. De todas formas cuando te toca vivir nuestra experiencia tienes sensaciones encontradas: miedo al futuro y placer por dejar esa cárcel de oro; dudas sobre ti mismo y reconocimiento de haber hecho lo que debías en todo momento; futuro económico incierto y un sinfín de proyectos y contactos que antes no tenías.

Seguro que te las arreglarás muy bien dentro, como lo harías igual o mejor que yo fuera y gracias en nombre de los once, que ya te han leido o te van a leer.